Mensaje
por Tarry » 30 May 2020, 19:01
Primera salida en fase I en Barcelona, visita a tienda de ropa y vuelta en metro.
Llegamos al CandA del centro comercial de Glorias, hemos ido andando unos 6-7 kilometros desde nuestra casa. Por el camino, lo de siempre, aunque la gente parece más concienciada y casi todo el mundo lleva la mascarilla de forma correcta, tampoco me fijo mucho, ya estoy acostumbrado a ver a los nariceslibres, los barbilliqueros o los sin, pueden hacerlo, están en su derecho. Ya se han puesto las terrazas, parece que no eres nadie en este mundo si aún no te has tomado algo en alguna terraza, la mayoría parece cumplir, aunque hay sitios en que parece lo de siempre, mesas demasiado juntas.
Llegamos a destino, una cola de 10 personas para entrar, nosotros vamos a devolver parte de una compra online y comprar algunas cosillas para la señora. La cola se guarda con disciplina, cada vez que sale alguien entra otro. Nos toca el turno, nos recibe una dependienta, nos da gel para las manos y empieza a explicarnos las normas... cuando veo a dos nariceslibres, le cortó a la recepcionista y se lo indicó, me dice que ella no puede hacer nada, ah vale, para ir más rápidos le adelantó yo las normas, nada de probarse ropa, seguir marcas, mantener distancia, le vuelvo a recordar lo de las mascarillas puestas en lugar cerrado y le vuelvo a señalar a otro narizlibre, mi mujer empieza a impacientarse.... entramos, aquello parece más un escape room que una tienda de ropa, más nariceslibres, hasta que me topo con una barbilliquellera, con su hija en brazos, nadie le dice nada, hacemos cola, enseguida viene otra guía a gritarnos a todos que nos mantengamos en las marcas, no pasa nada, nosotros estamos correctamente instalados, hago ademán de decirle lo de la barbiquillera hasta que noto la presión de una mano en mi brazo, es mi mujer que quiere que me calle.
Nos toca, devolvemos compra y bajamos a la planta inferior a mirar camisetas para la jefa... Mientras miramos, cambian a la recepcionista, sigue dando gel y esta sí le espeta a una narizlibre que la mascarilla debe cubrir toda la cara, bien por ella.... La siguiente es una que no lleva ni mascarilla,vía libre, estupor por mi parte y ya vuelve mi cabreo y la presión de una mano en mi brazo.... La SIN se viene donde nosotros, pánico en la cara de mi mujer, ya no aguanto más y suelto ¿Y la mascarilla señora?, hace como que no me escucha, pero he debido avergonzarla porque al minuto huye del establecimiento, victoria... craso error, la mirada de mi mujer me devuelve a la realidad, cállate de una puta vez le veo en los ojos.
Vamos para arriba de nuevo, a pagar lo que toca, yo ya me callo pese a seguir viendo nariceslibres y barbilliqueras... empiezo a ser consciente de la realidad, nos toca pagar y ahhhh, la dependienta es una narizlibre, callado, déjalo, que si se enfada la jefa es peor...
Toca el turno de regresar a casa, desde que empezó el estado de alarma es mi primera vez, ya voy nervioso el camino hacia la entrada, que me voy a encontrar, que pasará, mientras llegamos mi mujer y yo empezamos una discusión sobre lo sucedido, como sé que no voy a ganar le digo que tiene razón, que no sirve de nada, solo encabronarnos, ella me da la razón también, tan contentos... Llegamos al anden, vacío, somos 6, un segurata, dos que esperan y nosotros tres. Tengo sed, llevamos una botella de agua, pero no me atrevo ni a beber, tendría que quitarme la mascarilla.... Y llega el metro, la gente guarda distancias, no va lleno, pero hay pocos sitios para seguir manteniendo dichas distancias, empiezo a ver nariceslibres, huimos, más que nada para que yo no mire, pero consigo estar callado, ya estoy superando la fase de entrar en territorio desconocido y comprender que es más fácil vaciar el mar con un cubo que conseguir convencer a todos esos gilipollas. Transbordo, y aquí es donde me encuentro mi prueba de fuego. UNa señora sentada, es una barbiquillera, de unos 30 años, miro y remiro, me muerdo la lengua, es la única en todo el vagón con la mascarilla en la barbilla...hay algún narizlibre pero lejos..., la señora lleva guantes sanitarios, que bien, toca el móvil, retoca no sé qué, con sus guantes claro, alza la vista y se mira en la ventanilla de enfrente, que guapa soy, se pasa la mano enguantada por la nariz y los ojos, me descojono por dentro, le susurró a mi mujer en los oídos, ¿Lo has visto?, Sí, no debe ser más imbécil porque no se entrena. Llega nuestra parada, he conseguido mantenerme callado hasta ese momento, hasta que la barbiquillera empieza a toser.... no puedo aguantarme más y grito CON DOS COJONES, mientras le digo a mi santa, lo siento, me ha superado.